Santiago de Chile, 28 julio 2012
Funeral Simbólico a Lincoyán Berríos, Horacio Cepeda y Fernando Ortiz. Asesinados en Dictadura.
A 36 años de haber sido torturados y asesinados tendrá lugar hoy en el "Cementerio General" se realizo la ceremonia fúnebre de tres dirigentes comunistas, cuyos restos fueron identificados recientemente por el Instituto Médico Legal (SML).
Se trata de Lincoyán Berríos, Horacio Cepeda y Fernando Ortiz, quienes permanecían como detenidos desaparecidos desde que en 1976 fueron arrestados y conducidos al cuartel Simón Bolívar, centro de exterminio de la policía secreta de Augusto Pinochet (1973-1990).
Los restos de los tres militantes comunistas fueron entregados el viernes a sus familiares por el SML, junto a los de un miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, identificado como Ángel Guerrero.
Concluye una larga espera que como familia hemos vivido desde diciembre de 1976, afirmó Bárbara Cepeda, hija de Horacio Cepeda.
Subrayó en la ocasión cómo ninguno de los detenidos que pasó por el referido cuartel salió con vida. Los métodos allí utilizados develan el horror con el que actuaron los agentes de la dictadura, remarcó.
La existencia de esa macabra instalación se conoció hace sólo cinco años, cuando fue revelada por Jorgelino Vergara, alias "El Mocito", un exagente de la disuelta DINA (Dirección de Inteligencia Nacional).
En el libro de reciente publicación "La danza de los cuervos", del periodista Javier Rebolledo, Vergara detalló los métodos de tortura utilizados en las instalaciones donde trabajó, señalando que el uso de electricidad, golpes, patadas y asfixia eran habituales.
Relató que se usaba gas sarín e inyecciones letales de cianuro para terminar con la vida de los agonizantes prisioneros.
Vergara describió el asesinato de Horacio Cepeda como consecuencia de un shock debido a las descargas eléctricas recibidas durante las sesiones de tortura y la forma en que astillaron los huesos de Fernando Ortiz.
Durante los 17 años de la dictadura de Pinochet en Chile fueron asesinadas más de cinco mil personas y otras 50 mil sufrieron cárcel, torturas y persecución.
"NOTICIAS ANTERIORES"
El Servicio Médico Legal (SML) chileno logró identificar, después de pericias que se prolongaron durante once años, a cuatro detenidos desaparecidos que en 1976 fueron asesinados en un cuartel de exterminio de la policía secreta de Augusto Pinochet.
Sus funerales se realizaran en los próximos días.
Fuentes judiciales, revelaron que se trata de tres dirigentes comunistas y un militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) asesinados en el llamado Cuartel Simón Bolívar, de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
La existencia de dicho cuartel, del que ningún prisionero salió vivo, se desconoció hasta el año 2007, cuando fue develada a la Justicia por Jorgelino Vergara, alias “El Mocito”, un agente de la DINA arrepentido.
Las identificaciones, realizadas sobre la base de un par de centenares de pequeños fragmentos óseos, según precisaron las fuentes, corresponden a los dirigentes comunistas Lincoyán Berríos Cataldo, Horacio Cepeda y Fernando Ortiz Letelier y al militante del MIR Ángel Guerrero Castillo.
Los primeros integraban la tercera directiva clandestina del Partido Comunista que operó en Chile a partir del golpe militar que encabezó Pinochet el 11 de septiembre de 1973. Las dos que la procedieron fueron también exterminadas por la DINA el mismo año 1976.
Los restos de los cuatro serán entregados próximamente, probablemente este fin de semana, a sus familiares para su inhumación legal y definitiva. Los dirigentes comunistas, según informaron dirigentes de organismos de derechos humanos, descansarán en el monumento a los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos erigido en el Cementerio General de la capital chilena y Guerrero será sepultado en la localidad de Puente Alto, vecina a Santiago.
Según las fuentes, la identificación de estas víctimas ha sido posible porque, a diferencia de los demás desaparecidos de Simón Bolívar, cuyos cuerpos fueron arrojados al mar, sus cadáveres fueron lanzados al fondo de una mina abandonada en el sector de la Cuesta Barriga, junto a un antiguo camino a Valparaíso, al poniente de Santiago.
En el cuartel Simón Bolívar operaron la “brigada Lautaro” y el “Grupo Delfín” de la DINA, según revela el libro “La Danza de los Cuervos”, de Javier Rebolledo, de reciente aparición y basado en las revelaciones de Jorgelino Vergara.
Según el texto, las víctimas fueron sometidas a brutales torturas; algunos, como Fernando Ortíz fueron apaleados hasta morir. Tras asesinarlos, los agentes quemaron con sopletes sus rostros y huellas digitales.
En enero de 1979, el agente Erasmo Sandoval Arancibia, conocido como “Pete el Negro”, comandó un grupo que extrajo los cuerpos de la mina de Cuesta Barriga para después arrojarlos al mar en sacos con trozos de rieles atados.
De aquella exhumación clandestina e ilegal sólo quedaron unas 200 pequeñas piezas óseas, que tras exhaustivas pericias iniciadas en 2001 y chequeadas en laboratorios extranjeros, permitieron la identificación de estas cuatro víctimas.
El desentierro de los cadáveres correspondió a la operación “Retiro de Televisores”, ordenada directamente por Augusto Pinochet tras el descubrimiento, en 1978, de quince cadáveres correspondientes a campesinos asesinados en el sector de Lonquén, cercano a Santiago.
Sandoval, que admitió los hechos en una declaración judicial, dijo que tras desenterrar los cadáveres lanzaron varios perros muertos al fondo de la mina para justificar la presencia de restos, pues un campesino había descubierto los cuerpos e informado a la Vicaría de la Solidaridad, organismo de la Iglesia Católica que defendió los derechos humanos durante la dictadura.
“Pero nosotros llegamos primero”, se jactó en su declaración judicial “Pete el Negro”.
Centenares de cadáveres exhumados en la Operación Retiro de Televisores fueron lanzados al mar o quemados en tambores en los regimientos, según ha podido establecer la Justicia.
El ex agente Sandoval trabajó hasta 2007 en la Municipalidad de la comuna santiaguina de Providencia como encargado de seguridad, al mando del alcalde Cristián Labbé, un coronel retirado que fue miembro de la DINA e instructor de agentes.
No obstante, “Pete el Negro” fue despedido después que sus acciones fueron conocidas.
En su momento, la dictadura desconoció la detención de las cuatro víctimas ahora identificadas, aduciendo que, “junto a otros marxistas”, habían huido hacia Argentina.
A ESOS ESTUPIDOS, RETARDADOS MENTALES, QUE NO RESPETAN EL DOLOR HUMANO, POBRES MEDIOCRES
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